Durante años, he cometido el mismo error en mi rutina de cuidado capilar. Pero hoy, estoy aquí para compartir contigo lo que aprendí y ayudarte a optimizar tus productos para el cabello. Es crucial entender el orden adecuado de aplicación para aprovechar al máximo las cremas y mascarillas. ¡Así que presta atención!
Primero, hablemos del orden correcto: shampoo, mascarilla y acondicionador. Sí, como lo leíste. ¿Y por qué este orden? Permíteme explicártelo paso a paso.
El shampoo actúa como una poderosa escoba limpiadora, eliminando todos los residuos de productos, bacterias y más, especialmente si contiene sulfatos. Al aplicarlo en el cuero cabelludo, limpia profundamente y abre la hebra capilar, preparándola para absorber los nutrientes de los tratamientos que seguirán.
Una vez que el shampoo ha hecho su trabajo, es el momento perfecto para aplicar nuestras mascarillas y tratamientos. Con la hebra capilar limpia y abierta, nuestro cabello está listo para absorber todos los nutrientes de manera más efectiva.
Después de la mascarilla, llega el momento crucial de sellar para retener todos esos valiosos nutrientes. Aquí es donde entra en juego el acondicionador. Su función es acondicionar la hebra capilar y sellarla, asegurando que los nutrientes queden atrapados dentro del cabello.
Gracias a este orden, nuestro cabello puede absorber y retener los nutrientes de manera óptima, lo que se traduce en unos rizos más saludables, suaves y brillantes.
Así que, la próxima vez que te laves el cabello, recuerda este orden y maximiza los beneficios de tus productos. ¡Tu cabello te lo agradecerá!